lunes, 22 de febrero de 2010

Polvo de estrellas.


Tenía mi mano derecha sujetando una barra de incienso, lo coloque justo encima de la mesa y le prendí fuego, en cuestión de una fracción de segundo todo su aroma se extendió a través de la habitación. Cerré los ojos e imagine que cruzaba extensas vías de tren a velocidades nunca vistas, vi como el cielo se estrello en ese momento, era algo precioso, un instante después todo se había desvanecido. Más tarde note como mis extremidades temblaban de emoción, mi cabeza se lleno de una melodía, algo grande, emocionante, que aun apagándose su sonido, siempre permanecería allí, solo debía tocar las teclas adecuadas para volver a escuchar de nueva la bella melodía.

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